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¿Qué es la poesía? SER O NO SER POETA POR KARINA SACERDOTE |
¿Qué es la poesía? SER O NO SER POETA POR KARINA SACERDOTE
FUENTE: http://www.elaleph.com/fin/2005/03/41-ser-o-no-ser-poeta.html
Al navegar por el ciberespacio buscando poesía, uno encuentra por lo
menos dos corrientes de signo opuesto. Por un lado están los poetas que
encarnan la esperanza de que el arte no dejará de manifestarse ni morirá
la esencia de la poesía. Se encuentra uno con voces que conmueven y que
exudan la conciencia del respeto por quien lee; voces que se descubren
puras y se nutren de su personal visión, que transmiten la fuerza de su
paso por el mundo y que no pretenden más que dar, con extraordinario
ímpetu, una parte de sí mismas. Poetas que transpira cada verso y se
dejan desangrar en sus poemas. En la vereda de enfrente, en cambio, uno
se encuentra con un hato de personajes convencidos de ser la
reencarnación de Oliverio Girondo o cualquier otro poeta universal, y
que, si algo tienen de alguno de ellos es la semejanza, en el mejor de
los casos, del blanco del ojo.
Estos seudo-poetas pululan en foros de poesía esperando recibir elogios.
Creen que el poeta no necesita más que su iluminada esencia para hacer
poesía. Repudian a los que se esfuerzan por crecer, y defenestran a los
que estamos convencidos de que para hacer literatura hay que leerla, hay
que conocer las técnicas y buscar la propia voz, y nos acusan de
atrevernos a insultar el sacrosanto lugar del sentimiento. A estos
personajes les decimos: ¡Basta de paparruchadas!
¡Basta! Estamos cansados de leer una y otra vez las mismas frases que se
escriben desde que el mundo es mundo, estamos hartos de escuchar que el
poeta sólo escribe con el corazón, estamos agotados de los que dicen
que no quieren leer poesía porque no desean contaminarse. Estamos
asqueados de los pretendidos vanguardistas de medio pelo, de los que
defienden con uñas y dientes la falta de moderación y de quienes
insultan a todo el que intenta acercarles un poco de claridad, o al
menos, un poco de experiencia.
Jaime Sabines —poeta nacido en Tuxda Gutiérrez, Chiapas, México, en
1926— dijo: "La libertad se adquiere, paradójicamente, con el mayor
rigor y la mayor disciplina. Así es la creación poética. Alguna vez dije
que era un ejercicio impúdico, en el que el hombre se tiene que
desnudar para escribir. El poeta tiene que darse totalmente en cuerpo y
alma. Entonces hay que dejar muchísimo para escribir. No es cuestión de
que le dicten a usted todos los poemas. Hay que tener el oído bien
despierto, alerta los ojos y toda la piel al descubierto, y escribiendo
aprender a escribir, como el nadador que quiere llegar a nadar bien y
tiene que meterse al agua todos los días; ése es el hecho de escribir,
el ejercicio de escribir, la disciplina de escribir. Sólo a través de
muchos años se van obteniendo resultados, únicamente cuando se ha hecho
una buena siembra se van cosechando productos consistentes." ("La poesía
es un destino", entrevista a Jaime Sabines por Ana Cruz)
Sin embargo, estos personajes de los que hablábamos insisten en que las
musas llegan de improviso y los invaden, aseguran que entonces la poesía
sale, se manifiesta, y el producto de esa inspiración es arte. Dicen
que si uno corrige lo que escribe deja de ser fiel a sí mismo. Dicen que
no buscan fama ni aplausos, pero saltan como fieras cuando alguien se
atreve a señalarles que lo que escribió está plagado de frases hechas y
carece de musicalidad o, por el contrario, agobia con rimas que se ven
forzadas. A estos personajes habría que decirles que son unos
pelafustanes si dejan que las pobres musas hagan todo el trabajo y no
usan un poquito la cabeza para moldear aquello que la inspiración
ofrece. Y también, que ser fiel a uno mismo es justamente lo contrario
de lo que piensan, puesto que la verdadera fidelidad consiste, ni más ni
menos, que en el trabajo constante, en la corrección, la búsqueda de
nuevas maneras de expresión, en la experimentación con la propia voz y
no la copia edulcorada de los versitos que se imprimen en las tarjetas
de felicitaciones.
Sobre esta búsqueda habla Abelardo Castillo, escritor nacido en San
Pedro, Argentina, en 1935, en una entrevista que le hicieron en
Artnovela.com.ar:
"Yo nunca siento que lo hecho está terminado. Y no creo que la
corrección pertenezca a la retórica. A lo que trivialmente llamamos
literatura. Paul Valéry tocó este tema de la corrección. Él decía que se
trataba de algo que uno hacía en uno mismo, llevado por la pasión de
acercarse a un modelo ideal al que nunca se llegará. Esto pertenece
menos a la literatura que a una zona metafísico-poética. "Es un acto
ético, más que estético", decía Valéry. En definitiva se trata de
aproximar ese original todavía indeciso, que está entre el ser y el no
ser, al modelo ideal que uno tiene en la cabeza mucho antes de sentarse a
escribir."
Juan Gelman (Buenos Aires, Argentina, 1930) se expresó en igual sentido,
en oportunidad del reportaje realizado por Claudio Zeiger para Radar,
suplemento de Página/12, Argentina, en octubre del 2001: "En realidad
ningún poema se termina nunca. Como decía Octavio Paz, en realidad el
poema no se termina sino que se abandona. La corrección es lícita y
necesaria. Yo solía escribir todas las noches, desechaba lo que no me
parecía bien, sobre todo cuando veía que asomaba la maquinita de la
poesía. En general he escrito series de poemas que se convirtieron en
libros o no pero en el término de unos dos o tres meses. Con Valer la
pena es la primera vez que tardo tantos años en terminar un libro. Y
bueno, con respecto a la tercera parte de la consigna, soy claro. Tirar
significa eso: tirar a la basura. Pero no hay arrepentimiento."
Para escribir poesía hay que abrirse al mundo, hay que leer. Hay que atreverse a matar un mal verso para parir un buen poema.
Para escribir poesía hay que salir del agujero de uno mismo, abrir los
ojos y el alma, aprender de los que caminan por ella y la enaltecen; hay
que respetarla. Marcelo di Marco (Buenos Aires, Argentina, octubre de
1957) expresó en una entrevista: "Creo en la poesía. Creo en la fuerza
de la poesía, y trato de acercarme a ella con sumo respeto en cada nuevo
poema que intento."
Empaparse de esa fe y ese respeto es la única manera de sentir y escribir poesía.
El planeta Ombligo
Un solo ejemplo basta para descubrir al planeta Ombligo y a sus ilustres
habitantes. Supongamos que se presenta ante nuestros ojos un texto
pretendidamente de vanguardia. El seudo-poeta que lo ha escrito se
vanagloria de haber leído tanto en su vida que ya no le preocupan ni la
forma ni el fondo porque su extraordinaria poesía está más allá del bien
y del mal.
El poema es algo así:
"Amor mío si de amor se trata tus ojos están en mis sueños
Triquilingui cofisuni, manumamu
La naranja mecánica es una naranja
¡Sabéis que sois mi amor!
Triquilingui
cofisuni,
manumamu
amor dolor alma y sensación"
Ya que no puede elogiarse como el poeta ombliguista espera, en lugar de felicitarlo nos surgen algunas dudas:
1) Siendo dueños de tan rico idioma, ¿por qué no usar palabras que
existen o, en todo caso, por qué no inventar palabras con algún asidero,
como ya han hecho Cortázar, Girondo o Huidobro?
2) "Tus ojos están en mis sueños" es una frase manida y algo
descriptiva. Se puede decir así, pero también puede decirse: "en el
secreto tu mirada es luz" u otra imagen más afortunada, si pensamos
algunos días más. Recordemos las palabras de Quinto Horacio Flaco,
nacido en diciembre del año 65 a.c. en Venusia (hoy Venosa), Apulia,
Italia: "Condenad todo poema que no ha sido depurado por muchos días de
corrección".
Le explicamos entonces al ombliguista que tampoco comprendemos la
estructura del "texto", y, aunque muchas veces en poesía no es necesario
comprender para sentir, su ¿poema? no nos hace sentir nada, salvo
desconcierto y esta necesidad de preguntar.
Nos mira fijamente y dice:
—Me salió así, es mi estilo y jamás corrijo lo que escribo. Mirá a
Cortazar y a Arlt. La verdadera literatura se hace con aquellos que se
cagaron en las reglas gramaticales y en las normas impuestas, que se
animaron a inventar.
Sentimos entonces un calor que nace en nuestros pies y poco a poco sube hasta la cabeza. Contestamos:
—Mitos como que Cortázar no corregía nunca sus textos, que Arlt era un
ignorante y que escribía tocado por su varita mágica; mitos tales como
que escribir poesía es acomodar palabritas varias y hacer un mejunje
ilegible, o repetir las mismas frases usadas hasta el cansancio, son los
que hacen que quienes se creen artistas, genios de la palabra, sigan
nadando en su propia ignorancia y pensando que quienes se preocupan por
aprender de los que ya fueron y vinieron son unos cerrados que no tienen
talento.
Un poeta intenta escribir simple para que, dentro de su caos, el lector
no se sienta ajeno ni confundido, sino parte de ese caos. De esta
manera, el lector nunca queda en ascuas, ni está solo, ni siquiera
piensa que quien escribe es superior, aunque rompa con las normas,
aunque invente palabras, las corte, las desgrane.
El verdadero poeta tiene la conciencia de hacerlo para alcanzar el fin que se propone. Sabe que el poema se bastará a sí mismo.
Lo que define al artista es su propio arte, ese algo que está más allá,
ese algo indefinible, que hace que nos guste o no una obra.
Y así se cierra la discusión: para el pretendido poeta seguimos siendo
seres planos que no comprenden la "verdadera poesía"… Y él sigue siendo
para nosotros un habitante más del ridículo planeta Ombligo.
Ser o no ser
Hablar de poesía, cuando se siente profundamente la poesía, cuando uno
intenta hacer poesía, puede resultar difícil. Pero aconsejar a quien se
inicia en la creación poética, cuando ese alguien se niega a tomar
conciencia de que escribir poesía no sólo es un placer, sino también una
manifestación responsable de la propia visión, que requiere mucho más
que frenesí, es mucho más difícil; o al menos, un arduo trabajo. Hay que
superar las barreras de la necedad, la vanidad y sobre todo, de la
negación que comúnmente poseen los poetas del corazón.
Cuando uno comienza a andar el camino de la poesía debe tener la
humildad de reconocer que dicho camino es eterno, y la fe suficiente
para saber que sólo alcanzaremos la meta cuando el último suspiro nos
abra las puertas de la muerte.
La
poesía está ligada tanto al amor como a la desdicha: el poeta sólo nos
sugiere un vehículo por donde transitar. Los versos son suyos, pero el
amor y el dolor son nuestra propiedad, ya que para sentir placer con la
lectura de la mejor poesía debemos aportar algo fundamental: la
experiencia. Y así podremos sufrir, amar y odiar a través de un poema,
sólo si hemos sufrido, amado y odiado en nuestra propia vida. La
felicidad completa anula a la poesía, tanto como a cualquier otra
expresión del arte; y hasta puede afirmarse que, sin desdicha, no habría
poesía; y más aún, no habría vida. Dejemos entonces que los poetas
canten nuestro sufrimiento, que nos relaten las formas de nuestro amor y
nuestra pena; que usen nuestros recuerdos para devolvernos una tristeza
más pura, menos terrenal, despojada de las miserias cotidianas; una
tristeza que justifique nuestras lágrimas aquellas pálidas tardes quela
poesía nos ha regalado.
FUENTE : elespejogotico@gmail.com
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TRADUÇÃO LIVRE DE ROMEU FAGUNDES /DANÇA SACRÍLEGA - FANNY JEM WONG |
TRADUÇÃO LIVRE DE ROMEU FAGUNDES /DANÇA SACRÍLEGA - FANNY JEM WONG
Tu, o eco surdo de meus cantos
meu amor, meu espelho, meu outro eu
claro e escuro, ruinoso pesadelo
desolando-me os sonhos.
Tu, em cada conexão de meu cérebro
o fogo que me calcina as veias
dança sacrílega de minhas mãos.
E que mais se eu queira matar-te não posso
pois germinas a cada instante em minhas entranhas
e floresces soberba rompendo entre escombros
para assim te elevares até o cimo dos pinherais
Tu, eterna maldição, vertigem, tormento e delírio
único,verdadeiro , somente meu e eterno
porque nasce e morre entre vômitos negros
Tu, minha odiada e bem amada poesia.