miércoles, febrero 21, 2018

FÁBULAS ANTIGUAS DE CHINA : LA ANGUILA SAGRADA

FÁBULAS ANTIGUAS DE CHINA : LA ANGUILA SAGRADA

 

FÁBULAS ANTIGUAS DE CHINA : LA ANGUILA SAGRADA

 En el dique del Pabellón de Piedra, en Kuaiji, se yergue un gran arce. El tronco se ha podrido y está hueco; así, cuando llueve, el árbol vacío le llena de agua. Un vendedor que pasaba por el lugar con un cargamento de anguilas, puso, por divertirse, una de ellas en el tronco podrido.

         Como las anguilas no se dan en los árboles, cuando los aldeanos la vieron no dudaron que se trataba de una anguila sagrada. Construyeron un templo junto al árbol, sacrificaban ganado cada día y llamaron al lugar Templo de la Madre Anguila.

         Creían los que rezaban en el altar tendrían de súbito buena suerte, y los que ofendían al dios serían perseguidos por la desgracia.

         Cuando el vendedor volvió por este mismo camino y vio lo que había pasado, se llevó la anguila para hacer con ella un caldo.

         Así dejó de ser sagrada.

Jardín de las Maravillas

 

jueves, febrero 15, 2018

POESÍA CHINA : Recogiendo leña por Meng Hao Jan, 689-740

Recogiendo leña por  Meng Hao Jan, 689-740

 

Recogiendo leña por (Meng Hao Jan, 689-740)

Mientras recojo leña me voy internando
en las profundidades de la montaña,
arroyo tras arroyo, cada vez más
en lo profundo de la montaña

donde abundan los leños de puentes en ruinas.
Las enredaderas crecen por los suelos
enmarañándose en los caminos derruidos.
Al crepúsculo, las pocas personas que hay
se vuelven más escasas aún.

El viento de las montañas atraviesa estas ropas sencillas—
me echo mi ligero equipaje al hombro
y sosteniendo el canto contemplo
el humo que brota de una casa rural

[versión a partir de la traducción de David Hinton en The Mountain Poems of Meng Hao-jan, Archipelago Books, 2014

 

POESÍA CHINA : Wu Kieng Tormenta

 

Tormenta por Wu Kieng

Tormenta por Wu Kieng

Maldije a la lluvia que, azotando mi techo, no me dejaba dormir.
Maldije al viento que me robaba las flores de mis jardines.
Pero tú llegaste y alabé a la lluvia. La alabé cuando te quitaste la túnica empapada.
Pero tú llegaste y alabé al viento, lo alabé porque apagó la lámpara.
 

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