Carta de amor de Henry Miller a Anaïs Nin
Carta de amor de Henry Miller a Anaïs Nin
Terriblemente, terriblemente vivo, afligido, absolutamente consciente
de que te necesito..He de verte, te veo brillante y maravillosa y al
mismo tiempo le he escrito a June y me siento desgarrado, pero tú lo
entenderás, debes entenderlo. Anais, no te apartes de mí. me envuelves
como una llama brillante. Anais, por Dios, si supieras lo que siento en
este momento. Quiero conocerte mejor. Te quiero. Te quise cuando
viniste a sentarte en mi cama -esa segunda tarde fue toda como una
cálida neblina- y de nuevo oigo cómo pronuncias mi nombre, con ese
extraño acento tuyo. Despiertas en mí tal mezcla de sentimientos que no
sé cómo acercarme a ti. Ven a mí, aproxímate a mí, será de lo más
hermoso, te lo prometo. No sabes cuánto me gusta tu franqueza, es casi
humildad. Sería incapaz de oponerme a ella. Esta noche he pensado que
debería estar casado con una mujer como tú. O es que el amor, al
principio inspira siempre esos
pensamientos?. No temo que quieras herirme. Veo que tú también posees
fuerza, de distinto orden, más escurridiza. No, no te romperás. Dije
muchas tonterias sobre tu fragilidad. Siempre he sentido un poco de
vergûenza, pero la última vez menos. Acabará desapareciendo toda.
Tienes un sentido del humor delicioso; lo adoro. Quiero verte reir
siempre. Te lo mereces. He pensado en sitios a donde deberíamos ir
juntos, sitios oscuros, aquí y allí, en París, por el simple hecho de
decir "aquí vine con Anais", "aquí comimos, bailamos o nos
emborrachamos juntos". Ay!, verte borracha alguna vez, qué privilegio!,
cási me da miedo de proponértelo; pero Anais, cuando pienso cómo
aprietas contra mí, cuán ansiosamente abres las piernas y qué humeda
estás, Dios, me vuelvo loco de pensar en cómo serías cuando todo se
disuelve. Ayer pensé en ti, en cómo ciñes las piernas en torno a mí, de
pie, en cómo se tambalea la habitación, en cómo caigo sobre ti en la
oscuridad sin saber nada. Y me estremecí y gemí de placer. Pienso que
si he de pasar todo el fin de semana sin verte, resultará intolerable.
Si es preciso, iré a Versailles el domingo - lo que sea, pero he de
verte. No temas tratarme con frialdad. Me bastará con estar cerca de
ti, con mirarte admirado. Te quiero, eso es todo.
Terriblemente, terriblemente vivo, afligido, absolutamente consciente de que te necesito..He de verte, te veo brillante y maravillosa y al mismo tiempo le he escrito a June y me siento desgarrado, pero tú lo entenderás, debes entenderlo. Anais, no te apartes de mí. me envuelves como una llama brillante. Anais, por Dios, si supieras lo que siento en este momento. Quiero conocerte mejor. Te quiero. Te quise cuando viniste a sentarte en mi cama -esa segunda tarde fue toda como una cálida neblina- y de nuevo oigo cómo pronuncias mi nombre, con ese extraño acento tuyo. Despiertas en mí tal mezcla de sentimientos que no sé cómo acercarme a ti. Ven a mí, aproxímate a mí, será de lo más hermoso, te lo prometo. No sabes cuánto me gusta tu franqueza, es casi humildad. Sería incapaz de oponerme a ella. Esta noche he pensado que debería estar casado con una mujer como tú. O es que el amor, al principio inspira siempre esos pensamientos?. No temo que quieras herirme. Veo que tú también posees fuerza, de distinto orden, más escurridiza. No, no te romperás. Dije muchas tonterias sobre tu fragilidad. Siempre he sentido un poco de vergûenza, pero la última vez menos. Acabará desapareciendo toda.
Tienes un sentido del humor delicioso; lo adoro. Quiero verte reir siempre. Te lo mereces. He pensado en sitios a donde deberíamos ir juntos, sitios oscuros, aquí y allí, en París, por el simple hecho de decir "aquí vine con Anais", "aquí comimos, bailamos o nos emborrachamos juntos". Ay!, verte borracha alguna vez, qué privilegio!, cási me da miedo de proponértelo; pero Anais, cuando pienso cómo aprietas contra mí, cuán ansiosamente abres las piernas y qué humeda estás, Dios, me vuelvo loco de pensar en cómo serías cuando todo se disuelve. Ayer pensé en ti, en cómo ciñes las piernas en torno a mí, de pie, en cómo se tambalea la habitación, en cómo caigo sobre ti en la oscuridad sin saber nada. Y me estremecí y gemí de placer. Pienso que si he de pasar todo el fin de semana sin verte, resultará intolerable. Si es preciso, iré a Versailles el domingo - lo que sea, pero he de verte. No temas tratarme con frialdad. Me bastará con estar cerca de ti, con mirarte admirado. Te quiero, eso es todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
De mis manos brotarán
amapolas rojas como la sangre.
Así, quizás mi poesía sea eterna.
MI POESÍA SOY YO
FANNY JEM WONG M
LIMA - PERÚ