jueves, septiembre 27, 2018

POESÍA CHINA : YA NO PUEDO DESENREDAR MI PELO (Anónimo)

POESÍA CHINA : YA NO PUEDO DESENREDAR MI PELO (Anónimo)


YA NO PUEDO DESENREDAR MI PELO
(Anónimo)

Ya no puedo desenredar mi pelo.
Me alimento de mi propia carne en secreto.
¿Quieres saber la medida de cuánto te extraño?
Mira mi cinturón, qué suelto cuelga.

martes, septiembre 25, 2018

FÁBULAS ANTIGUAS DE CHINA : LA INGENUIDAD DEL PEQUEÑO CIERVO

 

FÁBULAS ANTIGUAS DE CHINA  : LA INGENUIDAD DEL PEQUEÑO CIERVO

FÁBULAS ANTIGUAS DE CHINA  : LA INGENUIDAD DEL PEQUEÑO CIERVO

 Un habitante de Linjiang capturó una vez a un cervatillo y decidió criarlo. Apenas franqueó el umbral de su casa lo recibieron sus perros relamiéndose y moviendo la cola. El hombre, furioso, los echó, pero la suerte que sus perros reservaban al cervatillo fue un motivo de preocupación para él. Desde entonces, cada día presentaba el cervatillo a los perros; lo llevaba en sus brazos, demostrándoles con eso a sus perros que debían dejarlo en paz. Poco a poco, el cervatillo empezó a jugar con los perros, quienes, obedeciendo a la voluntad de su amo, fraternizaron con él.

         El cervatillo creció y, olvidando que era un ciervo, creyó que los perros eran sus mejores amigos. Jugaban juntos y vivían en una intimidad cada vez mayor.

         Pasaron tres años. El cervatillo, ya convertido en ciervo, vio un buen día en la calle a una manada de perros desconocidos. Salió inmediatamente para divertirse con ellos, pero éstos lo vieron llegar con una mezcla de alegría y de furor. Lo destrozaron y se lo comieron. Mientras expiraba, el joven ciervo se preguntaba aún por qué moría tan prematuramente.

Recopilación de Obras de Liu Zongyuan

 

miércoles, septiembre 05, 2018

Poemas de Blanca Varela Lima, 1926

 

Blanca Varela

Blanca Varela Lima, 1926 .Poeta, traductora, periodista eventual. 

Nacida en el seno de una familia de escritores y artistas (biznieta de Manuela Antonia Márquez, nieta de Delia Castro e hija de Serafina Quinteras). En 1943, ingresa a la Universidad de San Marcos para estudiar Letras y Educación. Allí conoce a Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, Francisco Bendezú y de quien sería su esposo, el pintor Fernando de Szyszlo, al tiempo que comienza a asistir a la tertulia de Peña Pancho Fierro, dirigido por Alicia y Celia Bustamante. En 1949, los esposos parten rumbo a Francia. . Una vez en París conocen a Octavio Paz. En 1954, viajan a Florencia, para volver al Perú un año más tarde. Entre 1957 y 1960 se instalan en Washington, D.C., donde Varela vivirá de hacer traducciones y eventuales trabajos de periodismo. Es también en 1957 cuando Salazar Bondy y Alejandro Romualdo la incluyen en su Antología general de la poesía peruana. De 1977 a 1979 Varela es secretaria general del Centro Peruano del PEN Club Internacional, y en calidad de tal acude a los congresos de Hamburgo (1977), Estocolmo (1978) y Río de Janeiro (1979). De 1974 a 1997 representó en el Perú a la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica. Además ha colaborado en numerosas revistas del Perú y el extranjero.

Ha publicado: Ese puerto existe  (1959), Luz de día  (1963), Valses y otras falsas confesiones  (1972),  Canto villano  (1978), Camino a Babel – Antología (1986), Canto villano – Poesía reunida (1986), Poesía escogida 1949-1991 (1993),  Del orden de las cosas  (1993), Ejercicios materiales (1993), El libro de barro (1993), Canto villano (Poesía reunida, 1949-1994) (1986), Como Dios en la nada (Antología 1949-1998) (1999), Concierto animal (1999). 

Blanca Varela es una poetisa que no se complace en sus hallazgos ni se embriaga con su canto. Con el instinto del verdadero poeta sabe callarse a tiempo. Su poesía no explica ni razona. Tampoco es una confidencia. Es un signo, un conjuro frente, contra y hacia el mundo, una piedra negra tatuada por el fuego y la sal, el tiempo, la soledad. Y, también, una exploración de la propia conciencia. En sus primeros poemas, demasiado orgullosa (demasiado tímida) para hablar en nombre propio, el yo del poeta es un yo masculino, abstracto. A medida que se interna en sí misma –y, asimismo, a medida que penetra en el mundo exterior- la mujer se revela y se apodera de su ser. Cierto, nada menos "femenino" que la poesía de Blanca Varela; al mismo tiempo, nada más valeroso y mujeril: "Hay algo que nos obliga a llamar mi casa al cubil y mis hijos a los piojos". Poesía contenida pero explosiva, poesía de rebelión: "Los números arden. Cada cifra tiene un penacho de humo, cada número chilla como una rata envenenada…". Y en otro pasaje: "El pueblo está contento porque se le ha prometido que el día durará 25 horas. Esto es la inmortalidad." La pasión arde y se afila una frase que es, a un tiempo, un cuchillo y una herida: "Amo esta flor roja sin inocencia".
Octavio Paz
FUENTE :http://sisbib.unmsm.edu.pe/Exposiciones/Literatura/Autores/Bib_Varela.htm


 Blanca Varela Lima, 1926

A LO MEJOR ERES TÚ MISMO

A lo mejor eres tú mismo el tren que pita y se mete bajo
tierra rumbo al infierno o la estrella de chatarra que te
lleva frente a otro muro lleno de espejos y de gestos,
endiablados gestos sin dueño y tú tras ellos, solo, feliz
propietario de una boca escarlata que muge.
Pega el oído a la tierra que insiste en levantarse y respirar.
Acaríciala como si fuera carne, piel humana capaz de
conmoverte, capaz de rechazarte.
Acepta la espera que no siempre hay lugar en el caos.
Acepta la puerta cerrada, el muro cada vez más alto, el
 saltito, la imagen que te saca la lengua.
No te trepes sobre los hombros de los fantasmas que es
ridículo caerse de trasero with music in your soul. 


 Blanca Varela Lima, 1926

A MEDIA VOZ

la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada
sola casi
en la muerte
casi en el fuego 


 Blanca Varela Lima, 1926

A ROSE IS A ROSE

inmóvil devora luz
se abre obscenamente roja
es la detestable perfección
de lo efímero
infesta la poesía
con su arcaico perfume

 Blanca Varela Lima, 1926



 

 

 

 

 

 

 

 

AQUELLA TORTURADA NUBE...

V
Aquella torturada nube parecía tan firme,
ambulando,
desgarrando,
chocando con masas de ángeles.

Cóncava,
valva de nieve y soledad,
de trajín y música constante,
de arena, de resplandor
y fuga,
desierto etiope
en un tutti de gemidos
y sorpresa.

Tan exacta
sobre el laberinto de la pupila,
color perdido
de vieja misiva,
terrible silencio
de quien ha sacudido el aire
y conoce el vado de los sollozos.
Continuaba,
migradora,
llave del torbellino
como una gota pura
preñada de su propia existencia.

 Blanca Varela Lima, 1926

 ASÍ SEA

El día queda atrás,
apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.

El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.

No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.

Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.

Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.

 Blanca Varela Lima, 1926

 AUVERS-SUR -OISE

Nadie te va a abrir la puerta. Sigue golpeando.
Insiste.
Al otro lado se oye música. No. Es la campanilla del  teléfono.
Te equivocas.
Es un ruido de máquinas, un jadeo eléctrico, chirridos, latigazos.
No. Es música.
No. Alguien llora muy despacio.
No. Es un alarido agudo, una enorme, altísima lengua que
lame el cielo pálido y vacío.
No. Es un incendio.

Todas las riquezas, todas las miserias, todos los hombres,
todas las cosas desaparecen en esa melodía ardiente.
T ú estás solo, al otro lado.
No te quieren dejar entrar.
Busca, rebusca, trepa, chilla. Es inútil.
Sé el gusanito transparente, enroscado, insignificante.
Con tus ojillos mortales dale la vuelta a la manzana, mide
con tu vientre turbio y caliente su inexpugnable redondez.
Tú, gusanito, gusaboca, gusaoído, dueño de la muerte y  de la vida.
No puedes entrar.
Dicen.

 Blanca Varela Lima, 1926

 BODAS

Perdidos en la niebla
el colibrí y su amante.
Dos piedras lanzadas por el deseo
se encuentran en el aire.
La retama está viva,
arde en la niebla,
habitada.
( dedicatoria) 

 Blanca Varela Lima, 1926

 CANTO VILLANO

y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato

observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla

hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío

rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas

tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente

emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato

este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo

es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne

mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea

no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos 

 Blanca Varela Lima, 1926

 CASA DE CUERVOS


porque te alimenté con esta realidad
mal cocida
por tantas y tan pobres flores del mal
por este absurdo vuelo a ras de pantano
ego te absolvo de mí
laberinto hijo mío

no es tuya la culpa
ni mía
pobre pequeño mío
del que hice este impecable retrato
forzando la oscuridad del día
párpados de miel
y la mejilla constelada
cerrada a cualquier roce
y la hermosísima distancia
de tu cuerpo
tu náusea es mía
la heredaste como heredan los peces
la asfixia
y el color de tus ojos
es también el color de mi ceguera
bajo el que sombras tejen
sombras y tentaciones
y es mía también la huella
de tu talón estrecho
de arcángel
apenas pasado en la entreabierta ventana
y nuestra
para siempre
la música extranjera
de los cielos batientes
ahora leoncillo
encarnación de mi amor
juegas con mis huesos
y te ocultas entre tu belleza
ciego sordo irredento
casi saciado y libre
con tu sangre que ya no deja lugar
para nada ni nadie

aquí me tienes como siempre
dispuesta a la sorpresa
de tus pasos
a todas las primaveras que inventas
y destruyes
a tenderme -nada infinita-
sobre el mundo
hierba ceniza peste fuego
a lo que quieras por una mirada tuya
que ilumine mis restos
porque así es este amor
que nada comprende
y nada puede
bebes el filtro y te duermes
en ese abismo lleno de ti
música que no ves
colores dichos
largamente explicados al silencio
mezclados como se mezclan los sueños
hasta ese torpe gris
que es despertar
en la gran palma de dios
calva vacía sin extremos
y allí te encuentras
sola y perdida en tu alma
sin más obstáculo que tu cuerpo
sin más puerta que tu cuerpo
así este amor
uno solo y el mismo
con tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
y otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver

 Blanca Varela Lima, 1926

CURRICULUM VITAE 

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora. 

 Blanca Varela Lima, 1926

 CURRICULUM VITAE 

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.

 Blanca Varela Lima, 1926


DESEOS, PIEDRAS, CIELO A JIRONES 

IV
Deseos, piedras, cielo a jirones,
ni un ave.
Estoy huyendo.
Una nueva montaña,
un río joven, sin ira.

Éste es el mundo que amo.
Quiero un cielo veloz,
la mañana distinta, sin colores,
para poner mis ángeles,
mis calles donde siempre hay humo y sorpresa. 


 Blanca Varela Lima, 1926

DESPIERTO

VIII
Despierto.
Primera isla de la conciencia:
un árbol.
El temor inventa el vuelo.
El desierto familiar me acoge.
Alguien me observa con indiferencia. 


 Blanca Varela Lima, 1926

 DESTIEMPO

I
Se fue el día,
las escamas del sueño giran.

Todo desciende,
la noche es el tedio.

En el desierto, a oscuras,
temerosa del amor
la ostra llora a solas.
Caen las lívidas hojas de tu frente,
Te alejas, negra burbuja sin destino.

Se abren súbitamente mil calles,
arrecifes en llamas
retienen tu cuerpo helado como una lágrima,
nada te hiere,
el coral clava su garra en tu sombra,
tu sangre se desliza, inunda praderas,
salta de las ventanas como un rojo sonido
y todo esto no es sino el otoño. 

 Blanca Varela Lima, 1926

 EJERCICIOS

I
Un poema
como una gran batalla
me arroja en esta arena
sin más enemigo que yo
yo
y el gran aire de las palabras

 

 Blanca Varela Lima, 1926

II
miente la nube
la luz miente
los ojos
los engañados de siempre
no se cansan de tanta fábula

 

 Blanca Varela Lima, 1926

III
terco azul
ignorancia de estar en la ajena pupila
como dios en la nada

 

 Blanca Varela Lima, 1926

IV
pienso en alas de fuego en música
pero no
no es eso lo que temo
sino el torvo juicio de la luz

 Blanca Varela Lima, 1926

 EL AMOR ES COMO LA MÚSICA 

IX
El amor es como la música,
me devuelve con las manos vacías,
con el tiempo que se enciende de golpe
fuera del paraíso.
Conozco una isla,
mis recuerdos,
y una música futura,
la promesa.

Y voy hacia la muerte que no existe,
que se llama horizonte en mi pecho.
Siempre la eternidad a destiempo. 

 Blanca Varela Lima, 1926

 EL MAR PLIEGA LAS ALAS AL ATARDECER 

VI
El mar pliega las alas al atardecer,
tú no eres sino una pálida burbuja
navegando al golpe del aliento,
un negro trino,
el sol que sale en el centro del pecho
en mitad de la calle,
un silencio en la música dura
de la ciudad sin límites.

Para atravesar ese océano,
ese golpe de luz en la siesta,
no bastaría la eternidad.

 Blanca Varela Lima, 1926

 EL RAYO  HA PERFUMADO FEROZMENTE NUESTRA CASA

II
El rayo ha perfumado ferozmente nuestra casa.
Tenemos sed, tenemos prisa por golpear
con el hueso de una flor en la tiniebla.
Hay un árbol talado en esta historia.
Contemplamos el cielo. No hay señales.
¿Es de día? ¿Es de noche?
Murió la araña que medía el tiempo,
sólo hay un viejo muro y una nueva familia de sombras.

 Blanca Varela Lima, 1926

EN LO MÁS NEGRO DEL VERANO

El agua de tu rostro
en un rincón del jardín,
el más oscuro del verano,
canta como la luna.

Fantasma.
Terrible a mediodía.
A la altura de los lirios
la muerte sonríe.
Sobre una pequeñísima charca,
ojo de dios,
un insecto flota bocarriba.
La miel silba en su vientre
abierto al dedo del estío.

Todo canta a la altura de tu rostro
suspendido como una luz eterna
entre la noche y la noche.

Canta el pantano,
arden los árboles,
no hay distancia,
no hay tiempo.

El verano trae lo perdido,
el mundo es esta calle de fuego
donde todas las rosas caen y vuelven a nacer,
donde los cuerpos se consumen
enlazados para siempre
en lo más negro del verano. 

En un rincón del jardín
bajo una piedra canta el verano.
En lo más negro,
en lo más ciego y blanco,
donde todas las rosas caen,
allí flota tu rostro,
fantasma,
terrible a mediodía. 

 Blanca Varela Lima, 1926

ESA FRÍA LUZ DE LA MEMORIA

Es fría la luz de la memoria
lo apenas entrevisto brilla
con insistencia
gira buscando el casco de botella
o el charco de lluvia

tras cualquier puerta que se abre
está la luna
tan grande y plana
tan fuera de lugar
como si de un cuadro se tratara
óleo sobre papel
endurecido por el tiempo

así cayeron en la mente
formas y colores
casualidades
azar que anuda sombras
vuelcos en la negra marmita
donde a borbotones
se cuecen gozo y espanto

crece el yeso de un cielo
mil veces lastimado
mil veces blanqueado
se borra el mundo y se vuelve
a escribir
hasta el último aliento

sólo esto
eternidad aparente
mísera astilla de luz en
la entraña
del animal
que apenas estuvo

 Blanca Varela Lima, 1926

ESCENA FINAL

he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

a eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa.

 Blanca Varela Lima, 1926

 ESTRÉCHAME LAS MANOS


II
Estréchame las manos,
la única luz que nos queda,
no me dejes olvidada
en la cima de una ola. 

 Blanca Varela Lima, 1926

 Aléjate

Aparten ese frío paisaje de cipreses,
escombren esos náufragos que ocultan el horizonte. 

 Blanca Varela Lima, 1926

  La vida es una noticia conmovedora. 

Atravieso el desierto,
la terrible fiesta en el centro de un cielo derribado.
Estoy casi olvidando. 

 Blanca Varela Lima, 1926

 FUENTE

Junto al pozo llegué,
mi ojo pequeño y triste
se hizo hondo, interior.

Estuve junto a mí,
llena de mí, ascendente y profunda,
mi alma contra mí,
golpeando mi piel,
hundiéndola en el aire,
hasta el fin.

La oscura charca abierta por la luz.

Éramos una sola criatura,
perfecta, ilimitada,
sin extremos para que el amor pudiera asirse.
Sin nidos y sin tierra para el mando

 Blanca Varela Lima, 1926

 HISTORIA

puedes contarme cualquier cosa
creer no es importante
lo que importa es que al aire mueva tus labios
o que tus labios muevan el aire
que fabules tu historia tu cuerpo
a toda hora sin tregua
como una llama que a nada se parece
sino a una llama   

 

 Blanca Varela Lima, 1926

 

martes, septiembre 04, 2018

POESIA CHINA : La flor del bosque desaparece por Li Yu

 

 La flor del bosque desaparece por Li Yu

 La flor del bosque desaparece por Li Yu


La flor del bosque desaparece, la roja
primavera acaba
muy pronto.
Así ha de ser:
es fría la lluvia del alba, el viento de la tarde.
Lágrimas de carmín
soledad ebria –
¿cuándo volverá?
Sin cesar duele la vida, sin cesar
corre hacia el este el río.
 

sábado, septiembre 01, 2018

Carta de amor de Henry Miller a Anaïs Nin

 
Carta de amor de Henry Miller a Anaïs Nin

Carta de amor de Henry Miller a Anaïs Nin


Terriblemente, terriblemente vivo, afligido, absolutamente consciente de que te necesito..He de verte, te veo brillante y maravillosa y al mismo tiempo le he escrito a June y me siento desgarrado, pero tú lo entenderás, debes entenderlo. Anais, no te apartes de mí. me envuelves como una llama brillante. Anais, por Dios, si supieras lo que siento en este momento. Quiero conocerte mejor. Te quiero. Te quise cuando viniste a sentarte en mi cama -esa segunda tarde fue toda como una cálida neblina- y de nuevo oigo cómo pronuncias mi nombre, con ese extraño acento tuyo. Despiertas en mí tal mezcla de sentimientos que no sé cómo acercarme a ti. Ven a mí, aproxímate a mí, será de lo más hermoso, te lo prometo. No sabes cuánto me gusta tu franqueza, es casi humildad. Sería incapaz de oponerme a ella. Esta noche he pensado que debería estar casado con una mujer como tú. O es que el amor, al principio inspira siempre esos pensamientos?. No temo que quieras herirme. Veo que tú también posees fuerza, de distinto orden, más escurridiza. No, no te romperás. Dije muchas tonterias sobre tu fragilidad. Siempre he sentido un poco de vergûenza, pero la última vez menos. Acabará desapareciendo toda.

Tienes un sentido del humor delicioso; lo adoro. Quiero verte reir siempre. Te lo mereces. He pensado en sitios a donde deberíamos ir juntos, sitios oscuros, aquí y allí, en París, por el simple hecho de decir "aquí vine con Anais", "aquí comimos, bailamos o nos emborrachamos juntos". Ay!, verte borracha alguna vez, qué privilegio!, cási me da miedo de proponértelo; pero Anais, cuando pienso cómo aprietas contra mí, cuán ansiosamente abres las piernas y qué humeda estás, Dios, me vuelvo loco de pensar en cómo serías cuando todo se disuelve. Ayer pensé en ti, en cómo ciñes las piernas en torno a mí, de pie, en cómo se tambalea la habitación, en cómo caigo sobre ti en la oscuridad sin saber nada. Y me estremecí y gemí de placer. Pienso que si he de pasar todo el fin de semana sin verte, resultará intolerable. Si es preciso, iré a Versailles el domingo - lo que sea, pero he de verte. No temas tratarme con frialdad. Me bastará con estar cerca de ti, con mirarte admirado. Te quiero, eso es todo.

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